jueves, 22 de noviembre de 2012

CURSO DE ESCRITURA: RELATOS (II)
Hola a todos!!
Hoy es jueves, así que toca relato.
El ejercicio de esta semana era bastante divertido y consistía en lo siguiente: 
Imagina una historia de suspense en la que tras múltiples anticipaciones aparece un cadáver. Ahora escribe SOLAMENTE el párrafo anterior a la aparición del cadáver. 
Yo he querido hacerlo tierno, familiar y navideño, en consonancia con estas fechas que tanto me gustan. 
Espero que os guste: 

FELIZ NAVIDAD
Harto de indirectas, comentarios hirientes y demás tonterías, me resarcía pensando en la bronca que tendría con mi mujer por obligarme a acompañarla a la cena familiar más incómoda en la que jamás había estado. Me dolían las costillas, ya que para colmo, no paraba de recibir codazos de mi huesuda esposa, cada vez que le preguntaba por su padre. Supongo que la ausencia de mi suegro me convirtió en la única víctima de los ataques gratuitos de estas damas y de su repelente madre, que orgullosa, traía el plato principal en una ostentosa bandeja de plata cubierta con una campana. Sonriendo y relamiéndose, me dijo:
     No te preocupes por mi marido, te vas a hartar de él.


jueves, 15 de noviembre de 2012

CURSO DE ESCRITURA, RELATOS

Hola a todos, majísimos y majísimas!!
Hoy es jueves y toca clase de escritura. El ejercicio de hoy consistía en lo siguiente: 

- Describir - y solo describir- una fachada dos veces. La primera vez la describe alguien contento. La segunda alguien triste, o negativo. Solo pueden ocupar una carilla entre las dos en arial 12.... 

Uffff! difícil, la verdad. Me ha costado un hueval, la verdad, pero aquí está. Esta tarde iré a clase y lo comentaré con todos mis compis. Mientras tanto, os lo dejo aquí, a ver que os parece. Es muy cortito, se lee rápido. Espero que os guste :)

EL PORCHE
La casa se alza majestuosa al final de un inmenso jardín. Las nubes que cubren el cielo han conseguido que el verde que cubre estos prados sea aún más brillante comparado con lo oscuro de este día de otoño.
Aquí está la entrada a mi hogar, el porche que ha resguardado tantos momentos de mi vida. Dos finas columnas de noble madera sostienen como por arte de magia tan imponente construcción, como si permanecieran unidas permanentemente a las piedras de sillería que sostienen. Y como todo valioso cuadro que se precie, este marco está adornado por una lujosa moldura de oro, rubíes, corales y ámbar, que son las joyas del otoño de estas parras que mi padre nos dejó. Sombra en verano, cobijo en invierno, y el aroma de mi juventud.
En el centro se halla la puerta. Es tan angosta e irregular, que parece casi de juguete. Por eso al entrar se siente la alegría y la sencillez de la infancia, cuando teníamos el poder de elevar las cosas más pequeñas a la enésima potencia. Será por eso que la pequeña aldaba de forja parece la mano de un niño.
Ya me llama mi madre, entre el sonido de cazuelas y cacharros, ya me dejo arrastrar por esta nube de olores, mientras intento adivinar qué tendremos para comer.
EL PORCHE
La casa acecha siniestra al final de un inmenso jardín. Nubes negras que anuncian tormentas cubren el prado sin piedad, como si el frío y la niebla no entristecieran lo suficiente este paisaje otoñal.
Aquí está la entrada al caserón, el oscuro y ceniciento porche. Deprimente bienvenida de antipático anfitrión. El moho y el intenso olor dulzón de la humedad se encargarán de las presentaciones, y rápidamente conoceremos el frío penetrante que rezuma de las piedras, en los suelos, las paredes y los techos. De los pies a la cabeza.
Y enmarcando este triste escenario, las parras oscuras, secas, marrones y sucias, que cuelgan como espada de Damocles sobre mi cabeza. Testigos de esta angustia, con su interminable danza burlona celebrando mi soledad.
 Basta con ver la puerta para saber cómo terminará esta historia, pues es estrecha y retorcida, tenebrosa y desafiante. No te dejes embaucar por el aroma exquisito que viene de la cocina evocando antiguos manjares. Cuando llames a la puerta y sostengas esa pequeña aldaba, pregúntate dónde está el dueño de esa pequeña mano, y puede que hoy no tengas ganas de probar lo que se esconde en el puchero. 

lunes, 12 de noviembre de 2012

Como si fuese la primera vez...

Hola a todos. 

He hecho unos arreglillos para empezar de cero con mi blog. Podría haber mantenido lo que existía, pero me encanta esa capacidad que tiene el ser humano de reinventarse continuamente, así que RESET y volvemos a empezar como si nada. 
Este blog no tiene una temática determinada. Voy a hablar de todo lo que me apetezca, opinar sobre lo que me parezca importante o simplemente curioso y compartir con vosotros un poco de mí. 
Si tuviéramos que buscar un hilo conductor, no obstante, serían mis ganas locas de disfrutar de este periodo extraño de mi vida, en el que ni tengo trabajo, ni puedo buscarlo, ya que soy una de las muchas interinas que se han quedado en el limbo de las listas esperando que nos llamen y tenga que dejar todo de un día para otro. 
Y es que hasta hace poco el trabajo ocupaba una parte enorme de mi vida, y me pasaba largos ratos lamentándome y pensando todas las cosas que me encantaría hacer si tuviera tiempo libre, pero las personas somos así de graciosas, y cuando por fin tuve ese tiempo libre, una losa de vacío y agobio cayó sobre mí. Me sentí perdida, como si estuviera haciendo algo mal, como si fuera culpa mía, como si fuera un pecado mortal sentirse bien... Y bueno, qué os voy a contar, si estamos todos igual... 
Y un día, consciente de que cuando me llamaran para trabajar tendría que dejar todo de un día para otro, y que ese día podría ser mañana, me pregunté:
- ¿Realmente era más feliz trabajando?
- ¿He aprovechado esta situación?
- ¿Qué quería hacer cuando trabajaba y no podía?
-¿Qué estoy haciendo mal?
Entonces lo tuve superclaro. Iba a aprender a disfrutar. A estar feliz de dentro hacia fuera, que es como se hacen las cosas. Porque no podemos esperar que las cosas y las personas nos hagan felices, eso nos lleva al fracaso y a la decepción. Porque la realidad que nos rodea es variable y no depende de nosotros  . Porque entonces nos arriesgamos a que un día las cosas no sean como a nosotros nos gustan y entonces todo se viene abajo como un castillo de naipes. Y lo peor es que llega un momento en que nada es suficiente.
Últimamente disfruto mucho mi tiempo libre. Estoy yendo a clases de pintura, por ejemplo. No pretendo aprender a pintar, mi objetivo es aprender a tener paciencia y bajar el ritmo. Y creedme que hace falta, porque voy a clase con 30 jubilados mandones y a veces toca trabajar en equipo, por  no hablar del coñazo de los bodegones y medir con el palito de las narices... 
También estoy yendo a un grupo de escritura. Siempre me ha gustado escribir, pero lo tenía muy abandonado. En estas clases todas las semanas se nos propone un tema o una técnica nueva y después los leemos en alto y lo juzgamos entre todos los compañeros. Es un ejercicio muy enriquecedor. Y ahora que me ha vuelto a picar el gusanillo de escribir, en este blog también publicaré mis textos. Y por qué no, mis pinturas :D
y también os pondré al tanto de las aventuras de mi perro Robin, de mis clases de gimnasia atroces, y un largo y variado etcétera. 
Espero que os guste.